Nacimiento de Fidel
El martes 4 de Mayo de 2021, con 39.5 semanas de gestación, me desperté a la mañana con cierta incontinencia.
Pasado el mediodía sentí que había llegado el momento.
Llamé a mi obstetra para contarle y me dijo que tenía fisura de bolsa, que esperemos a ver si se desencadenaban las contracciones porque sino no tenía sentido llamar a la partera.
Le dije a mi marido, se puso nervioso. Empezó a caminar de un lado para el otro y a estar encima de nuestra hija de 2 años.
Dormí una siesta. Cuando me levanté, fui al baño -custodiada por mi perro que parecía saber que pasaba- me doy cuenta de que rompí bolsa, me mojé hasta los pies.
Eran las 17:00 hs. y no aparecían las contracciones. A la media hora comenzaron…

Me aferré a la pelota y comencé a hacer todo las posturas que había aprendido con @analiaborges.uy en el trayecto de este embarazo, para ayudar al proceso.

En ese momento me dio miedo, porque tenía una cesáreas previa y quería que me controlaran más de cerca.
Llamé al obstetra para decirle que prefería ir a la clínica. En ese momento me enteré de que la partera que había contratado, no quería ir por miedo al covid.
A las 18:00 saludamos a nuestra hija, -qué se quedó en casa con su tía- y nos fuimos, bajo lluvia.
Ir al centro y con lluvia fue una odisea. No encontrábamos taxis disponibles y había muchísimo tráfico que nos impedía llegar rápido. Llegamos a la clínica y me llevaron a sala de parto.
Allí conocí a la partera de guardia. Tuve la suerte de encontrarme con una persona maravillosa, que me hablaba dulce y hacía masajes suaves. Estaba muy pendiente de nosotros.
Mi marido puso música y me hacía los masajes que le enseñaba la partera en ese momento.
Con la pelota como aliada, pasamos 4 horas de trabajo de parto, al final con contracciones bastantes intensas, ya quería que me pongan anestesia pero la partera me dijo que faltaba muy poquito, que recordara que el dolor como viene, se va. Ya estaba con 8 cm. de dilatación.
Ella me dijo que haga lo que sienta hacer. A mí solo me salía gritar y gritar.
¡Pobres chicas tener que escucharme!
En un momento me preguntó si sentía ganas de pujar y le dije q no.
Al rato me surgieron esas ganas..
¡Ya estaba cerca!

Llegó el obstetra y con él probamos diferentes posiciones: en cuclillas, luego estando sentada y tratando de hacer fuerza para reincorporarme.
Después de pujar un par de veces me sentía frustrada, quería llorar y no tenía fuerza, me abrumaba la ansiedad por que todo esto finalizara.

Pujé.. y pujé.. y.. ¡parí! Nació mi bebé, por parto vaginal, después de una cesárea de 2 años.

Lo pusieron sobre mí, ¡qué hermosa sensación! Satisfacción plena.


Había tenido el encuentro que siempre soñé con mi hijo. El papá le cortó el cordón, y ahí estábamos los tres…
Los dolores desaparecieron y ya todo cambio de color.
Por Iris.