Nacimiento de Benicio.
La noche del 27 de Noviembre de 2020 salimos a caminar como lo veníamos haciendo por aquellos días, Tuve muy pocas contracciones en el camino. Llegamos a casa y le mandamos un video a France (la prima de Beni), quién había estado llamándonos todo el día, parecía estar anunciando la llegada de su primo.
Nos fuimos a acostar y creo que no llegué a dormirme, a las 2:00 del 28 de Noviembre arrancaron las contracciones, eran cada 20 minutos. Me levanté varias veces al baño, seguía perdiendo tapón mucoso y como a las 5:00 me di cuenta de que había llegado el tan esperado día.
Fabricio, mi compañero, dormía. Yo estaba bastante molesta. Decidí levantarme al comedor, desayunar algo y empezar a usar la pelota , escuchar nuestra música y a vocalizar la «ooooo«.
A las 6:30 Fabricio aparece en el comedor asustado porque no me vio en la cama y escuchaba el sonido de la «ooooo»
Y ahí estábamos nosotros dos, en 4 apoyos, arriba de la pelota: Recuerdo haberle dicho: “tranqui gordi, está todo bien”. Fabri se levantó y nos acompañó el resto de la mañana en el comedor. A las 9:00 las contracciones ya eran intensas y cada 7-8 minutos. Decidimos irnos al Sanatorio. Viajé en el asiento de atrás del auto para poder cambiar de posición, fue una experiencia horrible, parecía que iba en una batidora, recuerdo que el auto se movía para lados y fui todo el camino durita.

Llegamos al Sanatorio y nos subieron a maternidad, me hicieron pasar sola al consultorio por protocolo (contexto COVID). Estaba con 4 cm de dilatación. Nos ingresaron a la habitación. Entre contracción y contracción conversaba con Fabricio. Habían dos pateras conmigo, a una de ellas la conocía (una genia). Nos monitorean un ratito, todo estaba bien.
A las 13:00 me examinaron, estábamos con 6cm de dilatación. La partera me ofreció romper la bolsa en el próximo tacto, para acelerar el proceso y ayudar a que Benicio terminara de apoyar la cabecita. Dudé, le dije que veíamos luego.
Le pedí a Fabri que me hiciera aire porque me sofocaba con las contracciones, y cuando se iban moría de frío, pasaba de un estado al otro. Probé todas las posiciones, pelota, inodoro, parada, agarrada de Fabri, agarrada de la cama, contra la pared, ducha de agua caliente, cuclillas, hasta arriba de la cama agarrada del respaldo.
Hasta ahí la lleve bastante bien, el tema se intensificó luego; me comí una gelatina y vomité, se me fisuró la bolsa. Ahí las contracciones no me daban respiro, se iba una y venía otra al toque, no me podía concentrar, no estaba encontrando acomodo. Pasé en cuclillas casi que tirada en el suelo porque el dolor era bien intenso en el pubis y estar sentada en la pelota me incomodaba.

Me quedaba sentada en la pelota, me dormía unos segunditos mientras no venía la contracción, y cuando venía me tiraba al suelo agarrada de la cama. Fue ahí cuando le dije a Fabricio que llamara a la partera. Pedimos anestesista. Por suerte, la partera me dice: “¿Te parece majo? ¡Venís re bien! Te examino de nuevo y rompemos bolsa”, ahí accedí. Ella se dio cuenta de que había fisurado la bolsa cuando vomité. Vio líquido claro y calentito. Me examinó, estaba con 8 cm de dilatación, me aplicó sertal (medicación para que el cuello se termine de borrar).
Al rato vinieron las parteras, me examinaron y estaba con dilatación casi completa. Arrancaron los pujos, Fabri le vio los pelitos a Beni.

Pusieron el monitor para escucharle los latidos, Beni estaba con bradicardia mantenida.
Una de las parteras trató de tranquilizarnos indicando que es debido al expulsivo, pero la otra partera que se encontraba allí, indicó que llamen al ginecólogo.
El ginecólogo me vio e inmediatamente me llevaron a sala de partos.
Me hizo una episiotomía enorme, a las corridas, lo tenía que sacar y ahí pujé como pude.
Sentí cómo salió en 2 veces.
Me apoyaron al gordito en mi pecho, estaba calentito y divino
¡Nació re bien! Le di un besito y lo llevaron a vestir ahí al lado de nosotros.
El ginecólogo quiso sacar la placenta y la placenta estaba muy prendida. Yo pujaba y no pasaba nada. El cordón se rompía, se deshacía. Así que esperamos un buen rato.
Mandaron a estudiar la placenta a anatomía patológica porque mis tejidos eran muy blandos y el cuello del útero se me salía para afuera, algo rarísimo, me lo introducían y se volvía a salir. Finalmente quedó adentro y la indicación médica fue que nadie más que yo me lo masajeara.

Luego nos vinimos a piso. Benicio estaba muy pancho y no quería saber de nada con la teta, Después de 4-5hs sin comer le dimos una mema con complemento. Yo seguía sangrando mucho y terminé nuevamente en sala de partos para abrir los puntos de la episiotomía. Me sacaron un coágulo enorme y volvieron a coserme. Benicio se quedó con su papá hasta que yo volví.

A las 23:00 terminó la locura y pudimos estar más tranquilos los 3 juntos. Luego de dos memas de complemento a lo largo del día, a las 5:00 del 29 de Noviembre, Beni se prendió -por fin- a la teta y desde ahí nunca más la soltó.
Por María José.