RELATO DE PARTO Nº1

Nacimiento de Francesca.

El lunes 17 de junio de 2019 a las 18:34 hs. nació Francesca, nuestra primera hija. 

Ese día era la FPP que habían estimado los médicos. Hasta el momento no había tenido contracciones con dolor, o al menos no las había percibido como tal. Ese día a las 7:50 de la mañana me desperté, me moví en la cama para apagar la alarma y sentí que se rompió la bolsa. Así que llamé a mi esposo para que viniera del trabajo. Me levanté a bañarme, desayuné, aprontamos las cosas y fuimos para el sanatorio. 

Al ingresar me hicieron el primer tacto y me dijeron que estaba todo dado para un parto normal, tenía 1 cm de dilatación. Me dieron la primera dosis de antibiótico (porque me había dado positivo el examen del estreptococo) y enseguida nos asignaron una habitación. Allí se presentó la ginecóloga de guardia y la partera, quienes recibieron nuestro plan de parto. La ginecóloga se mostró de acuerdo con todo lo expresado y respetó siempre lo que pedimos.

Cerca de las 10:30 hs. comenzaron las contracciones, eran cada 5 minutos como máximo. Me pasaba casi todo el tiempo en la pelota, respirando profundo y aceptando el dolor. Muy concentrada conmigo misma, tal así que no podía responderle nada a mi esposo, ni a la partera, quien entraba cada tanto; a lo sumo lo hacía con gestos. 

A las 14:00 hs. me hicieron el segundo tacto, ya tenía 5 cm de dilatación. Fue una alegría inmensa escuchar eso, todos nos sorprendimos. Eso me dio ánimo para seguir como venía. A partir de ese momento, las contracciones eran más seguidas aún (cada 2 o 3 min) y duraban más tiempo. Seguí utilizando la pelota y también me di algunos baños en la ducha, el agua en la espalda y en la panza me aliviaba un montón. Entre la ducha y la pelota fui respirando el dolor, logrando un estado de concentración / “aislamiento” conmigo misma. 

Recuerdo algunas cosas, pero otras las tuve que preguntar después porque no sabía cómo habían pasado

A las 16:00 hs. vino la ginecóloga a hacerme el tercer tacto y ya estaba de 8 cm de dilatación. Subirme a la camilla para que me tactaran era toda una hazaña, no soportaba estar acostada. Pero siempre me esperaron y respetaron mi momento para hacerlo. Luego de ese tacto me dijeron que si sentía ganas de pujar podía empezar a hacerlo, pero todavía no sentía deseo. Así que seguí en la pelota, respirando profundo cada contracción. Cada tanto me ponían para escuchar los latidos del corazón, pero sin las cintas, solo veían la frecuencia cardiaca.

Luego de una hora, me hacen el último tacto y estaba con dilatación completa. La bebé aún estaba alta, así que me pedían que empezara a pujar, enseguida el dolor de cada contracción se transformó en ganas de pujar. 

Al comienzo lo hacía parada en la ducha, pero no lograba buenos pujos, incluso yo no me sentía cómoda. Pasado un rato vino la ginecóloga y sugirió revisarme para ver dónde estaba la bebe. Seguía alta. Allí, mismo en la cama, me dijo que probara pujar acostada, agarrándome las rodillas haciendo fuerza hacia el pecho y bajando el mentón. Enseguida, al pujar, pude sentir algo adentro que me estaba atravesando. Esa posición me resultó muy efectiva. Un par de pujos y ya se podía ver la cabeza. En ese momento piden a gritos una silla para irnos a sala de partos, yo no podía cerrar las piernas , menos moverme de ahí: tenía ganas de seguir pujando. 

Pedí para quedarme en la habitación, al principio decían que no podía nacer ahí y querían llevarme si o si a la sala (todo se volvió un descontrol en la habitación). Hasta que la ginecóloga dijo que prefería que nazca ahí, a que nazca en el camino, hay un buen tramo entre la habitación y la sala de partos. Así que comenzaron a gritar “parto en cama”. Trajeron materiales de sala de parto, incubadora, entraron no sé cuántas personas y la Neonatóloga. 

Yo sentía todo eso, pero por suerte no perdía la concentración, estaba segura de que iba a nacer ahí. 

Enseguida volví a pujar y claramente pude sentir cómo salió la cabeza y luego el resto del cuerpo. Esa sensación me quedó grabada , realmente una vida te atraviesa

La colocaron en mi pecho y la taparon por arriba para cuidar la temperatura. Esperaron para cortar el cordón y luego nos fuimos a la sala de partos para controlarla a ella y a mí. 

Midió 50 cm y pesó 3,760 kg. En nuestro caso, no tuvimos la experiencia de ver antes a la Neonatóloga que recibió a Francesca y ella tampoco pudo leer nuestro plan de parto, pero en el momento en que la doctora quiso pasarle la sonda, se le pidió que no lo hiciera y ella respetó nuestra decisión.

Realmente fue una experiencia hermosa, pude disfrutar de cada momento y doy gracias por haberlo vivido.

Por Mariana Tomás.

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